lunes, 17 de septiembre de 2007

Comentario: “Nevera” de Teatro Incunable.

María Carolina García Alvarado


No es necesario ver los currículos de los actores ni de la producción para entender que se trata de profesionales, basta con lo visto sobre las tablas, la preparación y el trabajo que hay detrás de cada movimiento, de cada objeto utilizado en la escenografía, la perfecta coordinación con el sonido y las luces es suficiente para entender que se han volcado años de experiencia en esta puesta en escena.

Destacan la actuación de Claudia Vega y Peyuco Villagra por sobre las otras dos actrices, ya que fueron capaces de llevar a sus personajes a un nivel de caricatura, que por lo crudo de la narración se agradece, ya que trasladan la crueldad al plano de la comicidad sin restarle realidad a lo representado. Sin desmedro que las otras dos actrices hayan sido hábiles en personificar de muy buena forma la inocencia y la maldad que encierra en cualquier niña de colegio de monjas, lo que se deduce por sus vestimentas.

Sin embargo hay problemas con la estructura, las tensiones se disipan y no llegan a buen término. Sobre el escenario se leen dos historias paralelas: la relación de las tres hermanas y la de cada una de ellas con el científico loco que tienen de vecino. La primera no sólo resulta estar muy presente, dado que con esta se comienza, si no por lo interesante que es poner al descubierto lo cierto de la lucha de poderes que surge en estas relaciones de sangre y lo íntimo que suelen ser. Al mismo tiempo, lo atractivo de las labores de este inusual personaje, Herr Desmán, seducen a las niñas y las atraen como moscas a la miel. Pero es su trabajo y no su personalidad las que las convencen a unírsele a las hermanas Mayo y Pini; la relación de Lalo con el doctor ya se muestra sólidas desde un comienzo.

Al igual que en el escenario, la obra se divide en dos relatos que desde su perspectiva luchan por preponderar la una por sobre la otra, batalla que no es ganada por ninguna. Porque debemos hacernos las preguntas: ¿De qué se trata la obra? ¿Qué es lo verdaderamente importante? Eso sólo lo muestra la obra misma, eso debe verse en la tensión que sobresale por sobre las múltiples que se pudieran presentar y sobre la cual debe haber un cierre.

Si el acento esta puesto en la nevera, como es el título, podemos afirmar que Pini logró su objetivo y será famosa, ya que saldrá en lo diario con su brutal suicidio y posible desmembramiento. Pero que real presencia tuvo el tema de la sexualidad juvenil y del aborto en la obra, una débil muy débil. Si fue el texto original, la dramaturgia, la que no consideró un final claro o fue la directora quién destino los recursos en dejar sobresalir otros temas, no lo sabemos ni se muestra en una total claridad en este montaje.

Considerando un todo, como entrega artística, la obra logra ser un gran aporte en el contexto en que se presenta, pero no es excusa para no ser evaluada con la misma vara que debe ser considerada cualquier entrega teatral.

martes, 11 de septiembre de 2007

Comentario: Carpe Diem, Rubem Fonseca



M.Carolina García A.

El texto parece tratar más bien de cine que sobre una historia sobre un hombre y una mujer, o aún más, sobre una vida aburguesada en un Brasil contemporáneo. Comienza y termina con la misma pregunta “¿Cómo sería el mundo si el cine no existiera?” y el otro contesta “Horrible”. Vale la pena preguntarse entonces ¿Realmente existió este romance o se lo inventaron este par de fanáticos del cine? Finalmente, ¿Será qué el autor nos quiere plantear que la vida es el cine, y qué el cine es la vida?

Lo que es claro es que es imposible realizar un análisis dejando de lado la influencia del cine en este relato. Se plantea la pregunta acerca de qué nos queda de espontáneo en nuestras vidas, en este mundo influenciado por los medios que pretenden representar la vida de otros, y de los cuales tomamos como modelos. Lo que es definitivo es que ellos viven una fantasía, la de ser unos asesinos, y a partir de ahí se nos permite abrir la duda acerca de si toda su historia es real o una ficción creada por ambos personajes.

Ella le dice repedidamente “Cásate conmigo de verdad” con los ojos bizcos abiertos, al estar ella ya casada en esta frase manifiesta la necesidad de crear un otro mundo en que la verdad sea la que ellos determinen: marido, mujer, asesinos. Pero es una realidad que se crea sólo en estos encuentros y que desaparece cuando se separan, y cuya duración es la misma que las cintas que iban a ver juntos al comienzo de la relación. Ambos no quieren ver la realidad tal como es, ella no quiere quedar bizca, no quiere perder la perspectiva, pero cuando esta con él se lo permite.

El narrador comienza con una tercera persona omnisciente intercalada con algunos diálogos, para luego ir transformándose en un relato en que predomina la primera persona, ya sea en los diálogos o en las cartas. Este cambio obliga a que el lector preste una atención mayor que lo habitual lo que peligra su entendimiento. Fonseca parece querer jugar con la literatura asemejándola a un guión cinematográfico, pero olvidando que se trata de dos lenguajes muy diferentes.

Entre línea podemos ver a Borges diciéndonos una vez más que la Historia se escribe antes que se viva. Que la influencia de las narraciones previas, en este caso del cine, son vitales para ir escribiendo el texto dramático de la propia vida.